“Enjoy Santiago, hay que vivirlo”, es la frase rimbombante que más escuchamos por estos días; radios, periódicos y televisión así nos enrostran. Ciertamente todo esto está muy distante de lo que los hijos de Aconcagua sentimos como identidad, algo tan propio y que pese a estar a solo minutos de una metrópolis como Santiago nos diferencia.
Podemos entender por un lado el objetivo comercial y lo atrayente que representa un mercado citadino que bordea los cinco millones de potenciales clientes o los casi siete de la región metropolitana versus los trescientos mil aconcagüinos.
No obstante, a este dato duro se contrapone una realidad que debe sopesar y que claramente los “iluminados” de marketing asociados a esta empresa poco les interesa ya que ellos no fueron los que dieron la cara ante al Gobierno Regional, a la Superintendencia de Casinos de Juegos y a otras diversas instancias.
En aquel entonces con un acuerdo prácticamente unánime de alcaldes del Aconcagua y la aprobación de diversas organizaciones sociales de la comuna de Rinconada que defendieron y apostaron porque se creara esta nueva plaza de trabajo para la comunidad aconcagüina y la región.
La nueva industria aporta con un 10 por ciento de las utilidades a la comuna de Rinconada para ser invertidos en obras de desarrollo social y otro 10 por ciento al Gobierno Regional con igual fin. A eso debemos sumar que aportará cerca de 2000 puestos de trabajo próximamente cuando esté funcionando a su plena capacidad, cosa que tampoco se puede desconocer, claro que a lo primero debemos ser enfáticos en señalar que los recursos que entrega ENJOY no son para nada beneficencia sino que les corresponde aportar por ley.
En estricto rigor “ENJOY SANTIAGO”, emplazado en la comuna de Rinconada, para todo efecto legal ante la Superintendencia de Casinos de Juegos figura bajo la siguiente razón social, “Casino Rinconada S.A.” verificable en: (http://www.scj.cl/casino/casino/antecedentes/5) para algunos esto podría representar una cierta publicidad engañosa pero para muchos, entre los cuales me incluyo, atenta a nuestra identidad como aconcagüino yendo en desmedro de nuestra identidad y aportando “CERO” al turismo local visto del punto comunicacional.
No dudo en que la familia Martínez no tenga buenas intenciones con esta apuesta comercial, pero por sobre eso debe primar una efectiva Responsabilidad Social Empresarial y eso debe comenzar por acercarse a la comunidad de una manera real y estratégica que nos beneficie a TODOS, a ellos por un lado por su fuerte inversión y confianza en el proyecto, y por otra parte a nosotros (aconcagüinos) con una mínima consideración y no dándonos la espalda o desconociéndonos como comunidad que los cobija. Ciertamente esto es remediable solo falta que la RSE no se quede solo papel y discursos de buenas intenciones.
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