Resulta especialmente útil al proceso de acercar el concepto de política participativa a los jóvenes, especialmente en un año de elecciones municipales, buscar figuras y situaciones conocidas, a partir de las cuales puedan los nuevos electores identificar realidades ciudadanas que les permitan fortalecer su conciencia cívica. Por ello quiero invitarlos a una reflexión sobre lo “mezquino” y la “mentalidad liliputiense”, tomando como ejemplo ciertos personajes de la vida pública…los desconocidos de siempre de la política de nuestra ciudad y del país.
Lo mezquino está en todas partes. Presenciando el desfile aniversario de los 221 años de la fundación de Santa Rosa de Los Andes, escuchaba con mucha atención cómo el locutor relataba con entusiasmo la historia de cada una de las instituciones que pasaban en el desfile frente a las autoridades, pero cuando pasó la banda instrumental del Liceo Particular Mixto Los Andes, se le acabaron las palabras. Cierto, la culpa es del libretista, un torpe ignorante que en su mezquindad ofendió a un grupo de estudiantes que con mucho amor fueron a entregar su arte musical para festejar un nuevo aniversario de nuestra “patria chica”: Los Andes. Pero los Cóndores de Aconcagua tocaron mejor que nunca porque aman a su ciudad y porque pertenecen a una institución en la cual son los herederos de generaciones de estudiantes que tienen una muy respetable historia de aporte a nuestra ciudad.
Repito, lo mezquino está en todas partes porque portarse en forma mezquina es un acto transversal en los ámbitos de la política, la economía, la religión y en la sociedad. Es una actitud típica de personas que tienen un muy miserable y distorsionado sentido de la realidad. No por nada siglos atrás, Maquiavelo en su libro El Príncipe decía que “la mezquindad humana es un acto político”.
A nivel nacional los medios de comunicación nos entregan a diario la crónica de escandalillos de una apestada clase política. Son las penosas historietas de parlamentarios y líderes de todos los colores políticos que hacen la parodia de trabajar por Chile. En esta categoría cómo no mencionar a nuestro Diputado Rivas, un “honorable” pero torpe aprendiz de parlamentario, recordado por sus chistosos y “hostigosos” aportes legislativos y por NO tener una opinión con pantalones bien puestos respecto del lucro en la educación superior… Un mezquino…¿Fue alguna vez RN?
Y qué me dicen de los eternos concejales de los municipios de la Provincia de Los Andes ¿Acaso no le preguntan a la gente lo que opinan de ellos? ¿No tienen otras aspiraciones de trabajar en algo distinto? Cierto, algunos de ellos hacen bien su trabajo, pero corren el riesgo de que por esos “pactos”,”subpactos”, “hiperpactos” y “requetecontra pactos” lleguen advenedizos al poder.
La política es una noble actividad pero a veces ocurre que algunos que la practican tienen un comportamiento mezquino que es acompañado por una “mentalidad liliputiense”, pequeña, egoísta, calculadora y, definitivamente, anticiudadana.
El concepto de “mentalidad liliputiense” proviene de Los viajes de Gulliver, la mítica novela de Jonathan Swift, publicada en 1726 y que se transformó en una sátira feroz de la sociedad, la condición humana y especialmente, las conductas y actitudes torcidas de los políticos y de su séquito de colaboradores.
La “mentalidad liliputiense”, que es por definición anticiudadana, caracteriza al político que llega a ser ridículo en sus vanidades, obsesiones, soberbias, mezquindades, arrogancias e intrigas. Atributos y antivalores que también son practicados por la camarilla parasitaria que lo rodea.
Habría que agregar, como en las teleseries, que todo parecido con la realidad chilena y especialmente con la vida política de Los Andes, es pura y simple coincidencia. Al fin y al cabo, Jonathan Swift, el escritor de Los Viajes de Gulliver, era tan solo un monje que escribía ficciones.
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