El 16 de agosto de 1896, se realiza en Santiago, la primera exhibición pública de Cine en el país, a cargo del cinematógrafo Francisco de Paola, exhibiendo las mismas películas que los Lumiére exhibieran 8 meses antes en París; “La llegada de un tren a la estación”, “La salida de los obreros de la fábrica Lumière”, “El desayuno con el bebé”, que tenían una duración muy breve (menos de un minuto).
A comienzos del 1900, se realizaron en Chile los primeros intentos de grabar el presente, en esos momentos el cine era mudo. Sus máximos exponentes fueron los denominados Padres del Cine Nacional; Salvador Giambastiani, con “Recuerdos del mineral del Teniente” y Pedro Sienna con “El Húsar de la muerte” entre los años 1919 y 1926.
Posteriormente, en la era del cine Industrial (1930-1959), se incorporó el sonido a las producciones cinematográficas. En 1938 se crea la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) que promovió las creaciones nacionales y extranjeras, de tal forma que el público no se limitara sólo a lo nacional, y que las películas no se centraran en un solo segmento de audiencias. Ejemplo de aquello son “El diamante del Maharajá” de la India, y “La Dama de la Muerte” trabajada en Inglaterra.
En el año 1961 se crea el Departamento de cine Experimental de la U. de. Chile y posteriormente en 1962 se crean el Instituto Fílmico de la Pontífice Universidad Católica. En este proceso, las Universidades entran en el ámbito cinematográfico; algunos de sus exponentes más destacados son: Álvaro Covacivich: “Revolución de las Flores” (1967)· Miguel Littin: “Chacal de Nahuel Toro” (1970)· Helvio Soto: “Caliche Sangriento” (1969)· y Silvio Caiozzi :“Julio Comienza en Julio” (1979).
En Los Andes, nuestro mítico y querido Teatro Andes, que aún apreciamos en calle OHiggins, con su estética arquitectónica industrial y funcional de la época de entre guerras, era el espacio donde la sociedad andina toda, en platea, palco y galería se integraba a las funciones de cine en blanco y negro, y otras expresiones artísticas. Con grandes muestras de Cine, hasta los años recientes, fecha en que se decretó su cierre y reconversión.
El Cine Andes, o Teatro Andes, en los años 40, habitualmente era solicitado por Director del Liceo Max Salas Marchant, Ezequiel Céspedes, para sus actividades de Aniversario, y expresaba que en éste espacio es “dónde el Liceo comenzará a deleitar al público andino”. Sin duda, grandes pasajes de nuestra historia social andina, con grandes talentos, autoridades, artistas y colaboradores. Y un gran recuerdo de nuestro Liceo público; integrador y convocante.
A propósito, y como amante del Arte, solicito a todos los particulares de Los Andes, que posean artículos patrimoniales de nuestra ciudad, como recuerdos cinematográficos originales, muestras fotográficas relevantes y el proyector de cine del Liceo Max Salas, que realicen el esfuerzo de entregarlos (o devolverlos) a nuestra ciudad; aquellos representan importantes símbolos de identidad y patrimonio de todos.
Y solicitar a las autoridades de Gobierno y la Cultura, avanzar en la creación de un futuro Museo Histórico Cinematográfico, que integre toda nuestra historia patrimonial, ferroviaria, militar, ancestral, fotográfica y documental.
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