Antes de comenzar esta crónica futbolera, me es preciso tomarme un permiso personal y agradecer a mi abuelo Cesar y a mi Padre Roberto que me inculcaron el amor por el futbol en mi primera infancia, y de manera preferencial el amor por Trasandino de Los Andes, como no evocar el camino al estadio de Avenida Hermanos Clark… el olor a la tostaduría de la calle Maipú, a los hermanos abrazados por el alcohol junto a las carretas en avenida Argentina, a los camiones entrando y saliendo de la aduana frente al estadio, y claro el propio estadio al lado de la estación de trenes… y el verde, sí el color verde del TRA – Nota al margen (*) toda crónica que busca parirse en libertad, siempre evoca la historia individual de aquel que escribe (creo yo)-.
Volviendo al palo de Pinilla, ese de día desperté y camine junto a mi compañera para ver el partido y sentíamos en el aire una esperanza preñada de triunfo, de sensación en la atmosfera que esta vez ¡Si se PUEDE…!.... se palpaba en los rostros de nosotros y de los otros esa esperanza preñada de posibilidad. Y nos sentamos frente a la TV – evoque a los míos, a los que me precedieron, me conmovió el esfuerzo de Medel, Vidal, el trabajo silencioso y oculto de Marcelo Díaz, veía en la cancha de Belo Horizonte el trabajo de todos -. Se sentía a minutos que avanzaba el partido que se podía con la astucia del niño maravilla y la sobriedad de Bravo….
Hasta que llego el minuto 90 y más…. Y la agarro Pinilla encaro, se perfilo, le pego con el corazón, y pego en el Palo… sí pego en el palo – ese minuto fue un GRAN minuto -…
A partir del palo recordé la posibilidad que tenemos hoy en la cual accedamos de una vez por todas a una educación de calidad y gratuita PARA TODOS, pero una vez con nuestras credenciales podamos servir de mejor forma a la propia comunidad y sociedad en la que vivimos; recordé que tenemos la gran posibilidad hoy de convertirnos en una sociedad pluricultural negra, mestiza, blanca e indígena donde nos dejemos abrazar y deleitar por todas la culturas que nos trae nuestros hermanos que vienen de distintas partes del mundo, especialmente nuestros hermanos de América Latina y de nuestra propia tierra –el Pueblo Aymara, Rapa Nui y Mapuche-.
Que podamos respetar a nuestros abuelos/as que nos precedieron, que nos conocen y que tienen tanto para enseñarnos y compartir desde sus propias experiencias; evoque la posibilidad de abrazar y respetar a toda la vida humana desde que nace hasta que muere, de conmoverse frente al hermano que está en la calle con frío y hambre, y no pasar de largo; evoque la posibilidad de respetar y amar a todo lo creado flora, fauna y a todos los animales, que por favor no seamos más indolentes frente a tanta mascota que anda en la calles, y que cuidemos amorosamente a aquellas mascotas de las cuales somos responsables en nuestras casas….
Finalmente he estado sintiendo que la posibilidad que hoy tenemos de mirarnos entre nosotros, aquellos que nacimos en Chile y aquellos que optan por esta tierra como espacio para mejores oportunidades, es que nos podamos ver como hermanos, que nos cuidemos, que nos respetemos, y cuando haya diferencias que las enfrentemos pero no olvidemos que el otro soy yo… tal vez en ese minuto podamos volver a un mundial y con un Pinilla, un Chita Cruz o un Byron Cornejo que puedan encarar, perfilarse frente al área grande, pegarle con el corazón y allí podamos gritar con el CORAZÓN GOL DE CHILE MIERDA!!!! … Y allí nos abracemos, celebremos y hagamos fiesta de mesa compartida donde quepan TODOS y nadie se queda abajo, ni afuera.
Que así sea.
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