La Liga Protectora de Estudiantes de Los Andes cumple ya 110 años. Desde el año 1904, entonces, ha desempeñado una labor y actividad de carácter cooperativo y esencialmente solidario, destinado a la ayuda de estudiantes de Liceos y Escuelas de diferente tipo y dependencia. Entre sus primeros dirigentes, a la Institución le cupo el honor de tener como Secretaria a la propia poetisa Gabriela Mistral.
Los socios de la Liga –cuya generosidad permite su mantención en el tiempo- son personas signadas por la solidaridad, virtud que es tanto más encomiable en la época y tiempos que vivimos, orientados más bien a la competencia y al individualismo.
La acción de los miembros de la Liga es anónima y silenciosa, esa es la regla. Pero, como todas ellas, tiene su excepción. Ahora hemos considerado que la situación amerita acudir a esa excepción:
Luis Rojas Jélvez, hombre múltiple, intelectual y hacedor, orientado hacia la búsqueda de la verdad y la justicia, defensor del patrimonio andino, que es lo más nuestro porque forma parte no solo de la historia, sino que de nosotros mismos.
Luis Rojas Jélvez no solo fue un socio durante décadas de la Liga Protectora de Estudiantes de Los Andes, sino que formó parte de sus dirigentes. Como tal, guardamos fiel recuerdo de su espíritu diligente y su acción para poder alcanzar los fines propuestos, y su permanente disposición a la ayuda y auxilio de quien necesitara nuestra acción.
Rompiendo, excepcionalmente, nuestro silencio y anonimato, hemos querido testimoniar y expresar, una vez más, nuestro dolor y congoja por su deceso, pero, al mismo tiempo, dejar constancia de su bondad y buena voluntad. A hombres como él y su fe le han sido prometidas las Bienaventuranzas.
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