Los espacios sirven para fines específicos y de utilidad real. Los mismos espacios también son el simbolismo, la historia, la fotografía mental y el afecto que mantiene el sujeto con ese lugar común.
En esta oportunidad he querido pensar la importancia y el impacto que tiene la construcción y el devenir de una ciudad en las personas.
Creo en mi opinión responsable, que tenemos la obligación moral de detenernos a mirar nuestro territorio. Hoy asistimos a que cada día son más los ciudadanos organizados, que han decidido levantar la voz para ocupar lugares.
El resultado de esto es que comienzan a nacer propuestas serias, innovadoras ideas y acciones tendientes a brindarle un nuevo y refrescante rostro al territorio, sin olvidar la historia.
Creo importante introducir la idea de análisis psicológico, social y cultural: “el territorio, la ciudad y sus formas impactan directamente la subjetividad y la salud mental de sus habitantes”.
Es por eso que invito a todos a pensar que el “desarrollo o progreso” no debe olvidar jamás la historia, el valor de su gente y su cultura.
Pensar el desarrollo local necesita de una estructura, de una arquitectura que sea capaz de ocupar un lugar y una posición respecto de algo, así como lo hiciera la psicoanálisis en torno a la relación del “sujeto y la cultura” en su tiempo. Para esto necesitamos dialogar.
Pensar la relación del sujeto a su entorno, territorio o ciudad, es ver al sujeto y sus síntomas. Es pensar una ciudad que enferma o sana. Es la rabia, es la pena, es el dolor y la angustia de quien ve que su ciudad ya no es la misma.
Debemos exacerbar la idea de un “sujeto histórico” que habita en un lugar común con otros y que mira con nostalgia como se borra y se tacha para siempre parte de la historia en algunos casos. Es también quienes tienen la esperanza y la ilusión de un camino al progreso que respeta y da valor al patrimonio entre otras cosas.
Es la ciudad un espacio dinámico, que otorga sentido de identidad. La pregunta es entonces ¿Nos sentimos identificados y arraigados con la ciudad que hoy tenemos?.
Hoy necesitamos pensar la ciudad también como un lugar de habitación psíquico, un lugar de bienestar o malestar.
Las ciudades pasan por momentos de vida y muerte. No olvidemos que nuestra construcción mental también toma formas dependiendo del entorno que habita, con sus vicisitudes y movimientos que hoy más que nunca debemos obligadamente reflexionar.
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