El valor de la vida está en la simpleza. Lo demás esta demás.
La vida se construye todos los días. Siempre hay un nuevo amanecer. Todos los días son los sueños.
La vida es la magia de entender que todo lo que te rodea tiene sentido y aquello que no suma, al tacho.
Ya está claro que el sistema no promueve ilusiones ni alegrías. Promueve marcas, materialidad y regalos. Muchos regalos que cubren afectos y buenas intenciones por lo demás.
Sin embargo cada uno es dueño del proyecto de vida que quiere tener, mas en estas fechas que hacen pensar cuál es el camino o la ruta.
La amistad, el descanso, la sonrisa de los hijos y los padres, pueden construir un todo amoroso.
Es volver a llenarnos de corazón y dejar por un rato la maquina correr, para mirar todo aquello que envuelve de fuerza el espíritu.
Ese corazón único que tiene nombres, lugares y finalmente lo que a cada uno lo hace sentir feliz.
Esta invitación es a volver al abrazo genuino, a ese cariño espontaneo, a ese momento único en el que se respira solo complicidad.
El amor hace bien.
Es la caída de los trajes y el estilo moderado de hablar.
Hoy el camino es regalarse desnudo a quienes uno adora, y a los que no también. Es la premisa de que se puede estar arriba y abajo dependiendo las circunstancias. Es el momento de entender que la vida tiene giros y muy pocas certezas.
En el fondo entender que la vida es mucho más de lo que el sistema nos indica o sugiere.
Las fiestas son las personas, no el mercado. Corazón arriba.
Démosle un vuelco a estos días y tratemos al menos por un rato de entender que la vida se juega en el amor sin exigencias. Y disfrutar.
Mamá, Papá, Jaime, Carla, Nikito, Josefita, Javierito, Dani y bebe del amor, los adoro.
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