Solo a través del corazón se puede ver lo bello justo verdadero
Asteroide B612. lo esencial es invisible a los ojos…
En aquellos tiempos de amistad, nos encantábamos con Antoine de Saint Exupéry; con su primer dibujo infantil, que para la mirada de los adultos significaba un sombrero, cuando la verdad, era un elefante dentro de una serpiente boa; y unas líneas más adelante, con la mágica aparición del principito, quien era capaz de sentirse dueño vigilante del planeta y las estrellas de las noches...o distinguir a una rosa entre las muchas, cuidándola y tratándola con especial afecto…
Y no sería acaso que aprendiste entonces, a sentirte vigilante de la aurora?..., despertando a inaugurarla cada día con el despuntar del sol….?
Eran los tiempos del vinilo; cuando nuestras aventuras adolescentes, y tardes de convivencias, eran amenizadas con las románticas canciones de Leonardo Favio, José Feliciano, Mat Monro, Los Iracundos y demás melodías de la época.
Crecimos; luego la vida nos condujo a protagonizar nuestras historias personales a otros lugares.
Ya adultos…nos reencontramos, con el llamado al retorno…Entre pinturas, poemas y naturaleza, pudimos reanudar aquella vieja amistad que “nunca debió interrumpirse” –como dijiste-.
Desde esos momentos, te instalaste al lado de mi creación poética, enmarcando en cada uno de mis libros de poesía, tu diseño de portada, o el de tus alumnos; con tal desinterés e inocencia…como en las páginas del principito…
La vida fue haciéndose más brava, y los encantos hubieron de mezclarse con las tareas de la sobrevivencia, como también con los esfuerzos logros y satisfacciones que el arte nos demandaría. Se fue tu madre, se fue mi Padre…
Ahí estuviste tu, al otro lado del teléfono, el fijo, obvio; creo fue el medio de comunicación que conservó el tiempo, compartiendo ambos, nuestros temores inseguridades y también certezas y también humor…
Admiré en ti y te lo dije, la capacidad de reponerte en cada adversidad que se presentara en el transcurso de tus últimos años de vida…. Cómo salías tan pronto sin inmovilizarte por lo adverso que te ocurriera?...
Creo que estaba en tu naturaleza; rápidamente renovar el horizonte motivador que te volvía a entusiasmar siempre luego de cada episodio, dejándonos a todos sorprendidos e involucrándonos en la dinámica positiva de tu acción…hasta el límite. Ese límite inevitable del tiempo, el desgaste y el agotamiento de los órganos físicos…, puesto que con tu cuerpo de luz, diste la batalla total.
Hoy, las esquinas de Los Andes ya no te verán aparecer ni de día ni de tarde…ya no volveremos a encontrarnos celebrando un sencillo momento de calle…, ni será una llamada tuya la del ring ring del teléfono…
Tranquilo amigo. Tu descanso será nuestro. En Paz nos llamas a continuar hasta el límite……
Podremos aprenderlo tal vez, los que nos quedamos en el planeta vigilantes…con el principito y su inocencia, imaginando elefantes y eligiendo rosas…
Adiós amigo de los narcisos amarillos…
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