Jueves, 28 de Marzo de 2024  
 
 

 
 
 
Opinión

La importancia de la noción de autenticidad en la gestión de sitios patrimoniales

Por Bárbara Ossa,  Investigadora Línea Patrimonio, CITYP www.cityp.org

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Uno de los instrumentos más ampliamente utilizados por las naciones para reconocer y difundir su patrimonio cultural o natural es su declaración como Patrimonio Mundial por la UNESCO, institución que desde la década de 1970 ha inscrito más de mil sitios patrimoniales a su lista. Uno de los criterios que son evaluados al momento de nominar a un sitio para recibir este reconocimiento es su autenticidad (relacionada a la credibilidad o veracidad del patrimonio).

Por ello, éste juega un rol fundamental en la conservación y gestión del patrimonio. Pero la definición de “lo auténtico” utilizada por la UNESCO viene dada desde el mundo occidental, por lo que su aplicación a contextos no occidentales, y especialmente comunidades indígenas no monumentales, es problemática. Por lo anterior, dicho concepto ha cambiado a lo largo del tiempo, pasando desde un entendimiento de la autenticidad centrado en la integridad física de los sitios patrimoniales (que privilegiaba la conservación de sus valores tangibles) a uno que también considera los valores que las comunidades en el presente le atribuyen a estos.

 Esta nueva aproximación a la autenticidad se refleja en declaratorias recientes de Patrimonio de la Humanidad.

Tal es el caso del Qhapaq Ñan, el que fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2014, reconocimiento que nuestro país comparte con otras cinco naciones (Perú, Bolivia, Argentina, Ecuador y Colombia). El Qhapaq Ñan o Sistema Vial Andino es una compleja red de caminos incaicos y pre-incaicos que cubre seis países latinoamericanos. Los caminos y senderos que le dan forma son muy distintos en naturaleza, y reflejan la diversidad cultural del Mundo Andino.

 Muchos de ellos aún siguen siendo utilizados por las comunidades locales (incluso en el Valle de Aconcagua) constituyendo una pieza fundamental para su patrimonio vivo, aspecto que fue considerado en su proceso de nominación, pues uno de los elementos más importantes de este proceso fue la participación de las comunidades indígenas en él. Como resultado de ello, la nominación del Qhapaq Ñan como Patrimonio Mundial de la Humanidad define la autenticidad del sitio en términos dinámicos y enfatiza la importancia de este para las comunidades andinas contemporáneas. Asimismo, se reconoce que los caminos que lo componen continúan siendo utilizados por las personas que habitan en la región andina en la actualidad, por lo que su legado está vivo, así como también sus valores inmateriales (UNESCO 2017).

 Los países que participaron en su nominación propusieron entonces una aproximación inclusiva, sustentable y comprensiva a la gestión del sitio (República de Argentina et al. 2014: 26), en la cual las prácticas y saberes tradicionales relacionados a la conservación y gestión son privilegiadas, pues se considera que el conocimiento local y las tradiciones vivas asociadas al Qhapaq Ñan han contribuido a retener la autenticidad del sitio, al utilizar tanto técnicas y materiales tradicionales para su reparación, como sistemas de gestión locales que permiten un alto grado de participación de la comunidad local en la toma de decisiones (UNESCO 2014: 243).

Así, un nuevo entendimiento de la autenticidad puede contribuir a interpretaciones más plurales e inclusivas de ésta, teniendo consecuencias directas en las prácticas de conservación y manejo que se aplican a estos sitios patrimoniales.

 No cabe duda de que los elementos tangibles e intangibles del Qhapaq Ñan son indisociables, ya que la integridad física del Sistema Vial Andino no puede separarse de sus tradiciones, lenguajes, ritos y organización social y simbólica asociadas (República de Argentina et al. 2014: 48). La autenticidad, entonces, es un principio que ha sido actualizado para responder a las singularidades de contextos no occidentales, y especialmente de comunidades indígenas.

El desafío a futuro es evaluar si realmente es posible aplicar esta comprensión a lógicas globales (tales como la Lista Mundial del Patrimonio), respetando las visiones de las comunidades al momento de gestionar y conservar estos sitios.

 

 ¿Debería el patrimonio incluso ser “testeado” por instituciones como la UNESCO? Esa es una pregunta que debiera ser discutida en el futuro. 


 
 
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