Viernes, 19 de Abril de 2024  
 
 

 
 
 
Opinión

Historia, patrimonio y desarrollo: un hallazgo histórico que no debe terminar en la basura

Por Pablo Rojas Torres, Mg. en Gobierno y Sociedad. Licenciado en Historia  y Carlos Aguilar Volta,  Mg(c) Gobierno y Gerencia Pública. Administrador Público.

 

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Los patrones de asentamiento, es decir la forma en que se han ido estableciendo las edificaciones en un determinado territorio, desde el punto de vista de la investigación social, han sido de vital importancia para conocer y comprender cómo las comunidades de tiempos pasados se organizaban y autogobernaban.

Lo anterior lo decimos a partir de la premisa, establecida por la antropología y arqueología, la cual establece que todo grupo genera su desarrollo social mediante procesos de integración y exclusión, ya sea a través de la ocupación de diferentes espacios o bien a raíz del uso temporal y/o permanente que le damos a nuestra tierra, empero, configurando consciente e inconscientemente la forma en que nos desarrollamos en diferentes contextos.

Sin embargo para el caso de Aconcagua, este proceso no ha estado exento de complicaciones adicionales, ya que según estudios de Sánchez Romero y Mazone Mazzano (1995), sumada a investigaciones más recientes, destacando la realizada por Falabella, Cornejo y Sanhueza (2003) han establecido que la ocupación del macroterritorio de los valles centrales durante los siglos IX y XV d.C. ha sido objeto de patrones de asentamiento dispersos los cuales, además, han propiciado una identificación del espacio como un Complejo geográfico extenso, no obstante, con particularidades subregionales que siguen investigándose, y que según destacan, no se ha podido profundizar en la investigación, pues “ no se ha potenciado la información que encierra la variación de los artefactos, en especial los de sitios habitacionales”.

El resultado de tales tratativas, si bien ha permitido reconocer nuevos elementos en pro de una comprensión mayor de los pueblos pasados, esencialmente a través de categorías tipológicas de los habitantes del curso superior del Río Aconcagua, no ha logrado zanjar del todo las diferentes manifestaciones culturales que se desarrollan en la subregión en cuestión. Por tal motivo, y considerando que el foco de atención de los investigadores se sitúa en el desarrollo cultural de los siglos IX y XV d.C., con poca atención y material nuevo disponible para el período anterior, es que consideramos sumamente importante el hallazgo arqueológico realizado hace un par de días en el centro de nuestra ciudad (Los Andes), en donde  (preliminarmente) se han encontrado vestigios de la cultura Bato (cuyo desarrollo data entre los siglos II –IX d.C) posibilitando una nueva arista para posibles investigaciones que den cuenta de detalles desconocidos sobre las formas y mecanismos de organización social de culturas que nos precedieron y que pueden corroborar y/o desmentir influencias de diferentes culturas. Del mismo modo, resulta importante consignar que, desde el punto de vista patrimonial, no todos los días se realizan hallazgos como el referido, siendo un deber ciudadano, muchas veces soterrado por nuestras autoridades, el resguardar aquellos vestigios que ayudaron a conformar las sociedades venideras de las cuales somos parte.

A pesar de este histórico descubrimiento, las autoridades municipales de la anterior y actual administración, han persistido en la idea de construir estacionamientos en el subsuelo del centro histórico de Los Andes, haciendo que terminen en la carga de un camión de escombros decenas de siglos de historia que se encuentra debajo de nuestros pies.

La gran ausencia de una estrategia clara que nos permita planificar de manera armónica el crecimiento de la ciudad, junto con el patrimonio de la zona y las necesidades sociales, han hecho que los únicos que se vean beneficiados con estas obras sean las empresas concesionarias, las que se adjudican obras y aseguran así millonarias utilidades por muchísimos años, ya que al corto plazo, logran cubrir su inversión, a costa del bolsillo de todos.

Resulta de vital importancia que la historia y patrimonio y necesidades sociales entren en diálogo con la comunidad y sus habitantes, de esta forma no cometeremos el error de querer solucionar un problema de congestión vehicular en el centro de la ciudad, fomentando la ida de más automóviles a la plaza de armas, sino que debemos avanzar en fomentar el uso de otros medios de transporte, fortalecer el transporte público y proyectar al largo plazo el crecimiento y desarrollo de la gran provincia de Los Andes.

 

 


 
 
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