Desde inicio de las clases hemos escuchado y leído las listas interminables de dificultades que se han manifestado en su realización, sumado al agobio docente frente a los requerimientos administrativos / pedagógicos y las necesidades de sus propias familias, incluyendo la auto exigencia profesional en el aprendizaje de niños, niñas y jóvenes.
Si a lo antes planteado le agregamos el cansancio de padres y madres frente a los quehaceres del colegio, los meses de estar en casa, los cambios que pueden haber ocurrido en lo económico en cada hogar, tenemos como resultado un escenario que más que brindar certezas, brinda incertidumbres y genera conflictos al momento de intencionar el aprendizaje en casa, generando en los involucrados frustración y angustia educativa.
Frente a todo lo anterior, la Psicopedagogía y sus profesionales pueden ser el espacio de apoyo, acompañamiento y contención que se requiere, no sólo para apoyar a estudiantes, si no también asesorando a las familias y profesionales de la educación respecto a las oportunidades para aprender, desde una mirada respetuosa que conoce, valora y considera el contexto de cada estudiante al momento de planificar acciones que permitan construir un ambiente para aprender y no sufrir en el intento.
Los Psicopedagogos son expertos en los procesos cognitivos fundamentales para el aprendizaje, por tanto, tienen un importante rol al diseñar y sugerir acciones que, por ejemplo, potencien la atención y memoria en contextos de excepción como el que hoy vivimos. La neuroeducación explicita el rol de las emociones en el aprendizaje y claramente esta pandemia ha afectado emocionalmente a las familias por completo, agregando la sobre exigencia y el estrés a quienes estudian, generando la peor mezcla para el aprendizaje; ante todo esto, los Psicopedagogos cuentan con las herramientas profesionales para crear espacios acogedores e inclusivos, que potencien el pensamiento, reconociendo el potencial en cada persona, en cada contexto en particular, viendo las oportunidades y proponiendo para ello planes de acción pertinentes y significativos.
Invitemos a la Psicopedagogía a nuestras vidas, descubramos en ella y sus profesionales el tremendo aporte a la educación de niños, niñas, jóvenes e incluso adultos, no sólo porque aprender es importante, sino porque necesitamos contar con profesionales que ayuden a descubrir el potencial de los estudiantes, alejando la frustración, dando espacio a la autoconfianza y el disfrute del proceso. El mundo ya es lo suficientemente complejo hoy para que además de todo el aprender sea doloroso.
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