En un mundo donde la vejez suele asociarse a enfermedad y dependencia, existen regiones llamadas “zonas azules” que desafían este paradigma. En ellas, las personas alcanzan edades avanzadas disfrutando de una vida plena, saludable y activa.
Un ejemplo emblemático es la isla de Okinawa, en Japón, donde muchos habitantes superan los cien años conservando buena salud y un profundo sentido de propósito. Sus secretos se encuentran en un estilo de vida que integra alimentación equilibrada, ejercicio regular, participación comunitaria, vínculos sociales sólidos y una espiritualidad cotidiana que da sentido a sus días.
La alimentación en Okinawa destaca por el consumo de vegetales frescos, frutas, legumbres y pequeñas porciones de carnes, evitando el exceso de azúcar y sal. Esta dieta natural y moderada ayuda a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión. Sin embargo, más allá de la nutrición, su bienestar radica en el valor de la comunidad: viven cerca de sus familias, se sienten útiles, comparten tiempo con amigos y mantienen redes de apoyo emocional que fortalecen su salud mental y física.
Otro aspecto clave es el entorno social y político que fomenta la participación de las personas mayores en actividades significativas. En Okinawa se promueve el Ikigai, concepto japonés que puede traducirse como “la razón de ser”, aquello que motiva a levantarse cada mañana con entusiasmo y propósito. Esta visión dota de sentido a la vida cotidiana, incluso en edades avanzadas.
Chile enfrenta un desafío similar al de muchos países: hacia mediados de siglo, cerca de un tercio de la población tendrá más de sesenta años. En ese contexto, resulta fundamental fomentar desde ahora estilos de vida que favorezcan la salud, la autonomía y la integración social, para que la vejez no sea sinónimo de dependencia, sino una etapa de crecimiento y bienestar.
Este cambio cultural debe ir acompañado de políticas públicas que fortalezcan la promoción de la actividad física, la participación comunitaria, la educación continua y el acceso a servicios de salud mental y preventiva. Envejecer bien requiere planificación y compromiso colectivo.
La experiencia de Okinawa demuestra que la vejez puede ser una etapa de realización, alejada del estereotipo de pasividad. Como Terapeuta Ocupacional, considero fundamental la promoción de estilos de vida saludables y proyectos de vida con sentido, basados en ocupaciones significativas. Considero que debe ser una meta social, para que Chile pueda disfrutar de una sociedad longeva que valore cada etapa de la vida.
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