El Mensaje de la Presidente de la República, Michelle Bachelet, pronunciado en el salón de plenarios del Congreso Nacional, el domingo 21 de mayo, incluyó una serie de conceptos, propuestas, cifras y porcentajes.
En esa Cuenta, y como una forma de ordenar una parte del discurso, clasificó la “carta de navegación” del Gobierno que encabezó en cuatro transformaciones: al sistema previsional, “porque sin pensiones dignas y seguras, no puede haber una vejez tranquila”; a la educación, porque “necesitamos más salas cuna y jardines infantiles para los más pequeños, escuelas y liceos de mayor calidad para los niños y niñas más grandes”; la innovación y el emprendimiento, como “una nueva política de desarrollo para el crecimiento”; y barrios más amables, “con calidad de vida para las personas”.
En medio de tantas palabras, puede perderse algo la propuesta para esos barrios más amables, que son justamente aquellos en que reside la mayoría de los chilenos, sobre todo los de las áreas urbanas. Indicó la Primera Mandataria: “queremos barrios más seguros, iluminados, con áreas verdes y con espacios para el deporte y la vida al aire libre”.
Eso no se aprecia con nitidez en muchos barrios y calles de Los Andes ni en otras localidades de la provincia. Por ejemplo, en las poblaciones Los Copihues, Alto del Valle, Alonso de Ercilla, Villa El Mirador e incluso en principales avenidas como Independencia y Argentina, calles Maipú, entre Tres Carreras y Avda. Argentina, Membrillar entre Rodríguez y O’Higgins por nombrar algunas, por donde deambula un importante flujo peatonal, carretones, vehículos particulares y locomoción colectiva, para advertir de inmediato la insalubridad e inseguridad peatonal, como asimismo, calles llenas de módulos y pizarras con propagando comercial, contraviniendo el Art. 165, de la Ley 18.290 (uso de las vías). Y, así no hay una invitación a la permanencia, sino solamente a apurar el tranco.
En puntos estratégicos y en la propia plaza de armas se ubican, “alcohólicos”, “macheteros”, “minusválidos” y “delincuentes”, importunando a transeúntes y conductores mediante requerimientos de dinero. Si bien es cierto, son poquísimos, porque la inmensa mayoría de quienes se desplazan o viven allí, son gente muy honrada y trabajadora.
Justamente para mejorar sus condiciones de vida, se podría comenzar por ejecutar un proyecto de mejoramiento integral que consista en, asear adecuadamente las calles, recoger basuras, lavar añosos recodos de las aceras mal olientes por efectos de excretas y micciones, retirar perros vagos, internar los ebrios, atender las personas en situación de calle, e iluminar apropiadamente los espacios públicos, como ya se ha hecho en otros puntos de la ciudad.
Las multicanchas existentes en la mayoría de los barrios, presentan sus mallas deterioradas y estructuras sin pintar; con basura por dondequiera. Es difícil en este ambiente hacer vida al aire libre, como lo planteó la Presidente hace ya más de ocho meses, para generar un barrio más amable. Para ello, se necesita una intervención fuerte, para darle esa categoría que nuestros vecinos se merecen.
El principal casco urbano de Los Andes lamentablemente, se encuentra enfrascado en controversias de orden administrativo, donde unos y otros se postulan a un sitial póstumo en el Olimpo. En tanto, sus proyectos retozan en la hamaca de la arrogancia, bajo la sombra del árbol de la inoperancia.
El majestuoso Cerro La Virgen, “altar natural de la cuidad”, legado a los andinos por el visionario Párroco Quiterio Guesalaga, periódicamente prende fuego por todos su flancos. En la cima, sólo hay cabida para una faustuosa torre de telecomunicaciones y otra en construcción, obviamente tal vez al servicio de intereses privados, acorralando cada vez más la solemne estatua de la Virgen María, símbolo de fe y cristianismo de miles de andinos. La basura, tiene un lugar preponderante, la hay por doquier y en particular en el camino circundante. Los árboles y arbustos, languidecen por falta de un riego responsable que hace años no se ve venir.
Ejemplo de este reparo, lo manifestaban unos turistas americanos, quienes hace unos días a las 07 A.M. visitaban el Cerro la Virgen. Lo encontraban -“beautiful hill”- hermoso, pero se lamentaban –“much sweepings” - de la basura y el abandono en que se encuentra.
El parquecito situado en la cima de la Biblioteca Municipal, donde antiguamente era común divisar parvulitos en fila india junto a sus tías, deambulando, cantando, degustando sus golosinas, colación o simplemente impregnando el lugar de risas y juegos infantiles, hoy se postra en el más ruin de los abandonos, siendo frecuentado generalmente por individuos, que gustan de lugares apartados para ingerir alcohol y fumar cualquier cosa. Ojalá nuestras autoridades se iluminen con el proverbial llamado de S. E. la Presidente de República, se pongan de acuerdo y comiencen a trabajar en este tipo de cosas, que son simples, pero traen alegría, ganas de vivir y por sobre todo que, nos dignifican como andinos.
Estos son solamente algunos ejemplos críticos. Hay otros en la ciudad y en otras comunas de Los Andes, que requieren una atención especial. Ojalá que el anuncio de la Presidente de la República, más la gestión de las autoridades comunales, así como el compromiso de los propios vecinos y sus organizaciones comunitarias, rescaten estos lugares y barrios, para que tengan aquel sabor magnífico que mostraban en antaño, donde muchos adultos y adultos mayores se criaron, donde se podía transitar con agrado y sin temor, donde todos jugaban y realizaban una permanente y fructífera vida social.
El desafío está planteado hace tiempo y ahora, con la proposición incumplida de la Presidente Bachelet, se podrían generar recursos para alcanzarlo. Pero es decisivo que la generación de ideas parta desde acá mismo, del seno de la provincia. Entonces, se abre una tarea enorme, aunque motivadora, para las autoridades locales y las comunidades organizadas.
El sector privado está haciendo lo suyo creando mega mercados y multitiendas. Ya es hora que Los Andes recupere el sitial que tuvo en los años 60 y 70, según el comentarista deportivo Julio Martínez que decía: “Los Andes, La ciudad más lim-pia de Chi-le”.
Alguien dijo una vez: “Critico a mi ciudad porque la quiero”. Bueno a mi me pasa lo mismo.
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