Jueves, 25 de Abril de 2024  
 
 

 
 
 
Opinión

Nuestros refugios mentales

Por Tomás Covarrubias Fredes. Psicólogo



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John Steiner, psicoanalista británico, acuñó en 1995 el concepto de “refugio psíquico”, el cual puede entenderse como un espacio o área mental que la persona utiliza para sentirse protegido de la tensión que siente cada vez que vive alguna situación considerada amenazadora. Es por tanto una forma de retracción hacia un espacio mental que provee al sujeto de una relativa calma, evitando el contacto con la realidad. La activación del refugio psíquico dependerá del dolor y la ansiedad generados por el contacto emocional, y si este genera dichas sensaciones, el individuo se replegará y se colocará en ese espacio mental utilizándolo como una armadura protectora.

 

Les planteo lo anterior ya que es lo primero que se me viene a la cabeza cuando escucho a personas que pasan la mayor parte del día hablando de conflictos de personas de la farándula, de éxitos o fracasos del equipo de futbol favorito, de soñar en vivir en otro país, o más gráficamente, de jóvenes que hablan de personajes de juegos de video, televisión o de rol como si fueran ellos mismos. Todos estos temas de conversación tienen en común el hecho de que son realidades totalmente ajenas a la vida del verdadero protagonista, este caso, la persona.

Tal vez conocen la frase “es más fácil hablar de los problemas de los demás que de los propios”, esto es completamente cierto, pero si mi vida gira en torno a los problemas de los demás, la explicación más probable es que la persona se recoge a un espacio mental en el cual es juez y opinólogo, pero nunca víctima o victimario.

Lo anterior lo respaldo desde mi experiencia, la cual me dice que en la mayoría de los casos en los cuales la vida diaria gira en gran medida en torno a temas como la farándula y el fútbol,  la cantidad de estresores a los cuales se encuentra la persona tiende a ser más alta y que incluyen problemas económicos, familiares, laborales o con los pares.

No quiero decir en ningún caso que toda persona que se interese en demasía en estos temas públicos, esté necesariamente evadiendo su realidad, lo que marca la diferencia es el grado de abandono que hace la persona de sus problemas reales por la priorización que haga de estos otros temas, de manera tal que estos representen un lugar donde el individuo se separa en mayor o menor grado de la realidad, consiguiendo establecer una tregua para la ansiedad.

El tomar distancia de los problemas en muchos casos puede ser muy sano para mitigar el efecto del estrés que este pueda generar, sin embargo, el abandono de los problemas y por consiguiente de sí mismo, puede significar un alivio momentáneo pero altamente angustiante a futuro cuando las circunstancias nos lleven a poner los pies en la tierra.

 

 


 
 
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