Al conmemorarse un nuevo aniversario de la inauguración del Ferrocarril Trasandino por Juncal, quiero hacer un reconocimiento postrero a esos dos grandes obreros del progreso: Juan y Mateo Clark, Obreros que lograron el dominio de las nieves eternas internándose por valles, remontando laderas, penetrando en las entrañas mismas de la montaña, se descolgaron por precipicios insondables de gargantas nevadas, desde las cimas más altas hasta bajar por fin, de monte en monte, de risco en risco, para que por ese camino cruzaran libremente en los tiempos venideros, los soldados de la lndustria y el Comercio, los productores del Arte y del ingenio humano.
En 1872 la firma Clark y Cía., presentó a consideración del Gobierno chileno, un ambicioso proyecto en el cual se solicitaba la autorización legislativa para construir un Ferrocarril de trocha 1 metro, que arrancado de la línea central de los Ferrocarriles del Estado, en la Provincia de Aconcagua, se extendiera a través del macizo andino hasta la capital de las Provincias argentinas de Mendoza y San Juan.
Después de superar problemas, diferencias y contratiempos, por fin sus construcción fue iniciada en 1887 por el lado argentino y, en 1889 por el lado chileno desde Santa Rosa de Los Andes.
En esta construcción también estaba contemplada la Maestranza del Ferrocarril Transandino, para efectuar diversas reparaciones, tanto de Locomotoras a Vapor de esa época, como del equipo remolcado. Esta Maestranza se formó especializando operarios, de los cuales se formaron diversos Talleres que en transcurrir del tiempo y, de acuerdo al progreso fue evolucionando hasta llegar de la Locomotora a Vapor a las Locomotoras Eléctricas, en el tramo Internacional de cremallera y Diesel en el tramo Los Andes - Río Blanco.
Al inaugurarse el Ferrocarril Transandino el 05 de Abril de 1910, un Ministro de la época dijo: " El vapor y la electricidad han anulado las distancias y las tinieblas. La Montañas más corpulentas han sido perforadas a fi de que la Locomotora, agente de todo progreso, atraviese bramando las mismas entrañas de piedra".
Más los tiempos pasan, y la inquietud humana prosigue su ininterrumpida marcha hacia nuevas conquistas; y al tren aprisionado por su tremenda macicez sobre rieles, siguió el automóvil y el camión ágil, violento y atrevido, y a éste, siempre esclavo de la tierra ha sucedido el avión, cuyo vuelo mirarán los altos picachos andinos, como un insolente desafío a su altanero orgullo ya vencido.
Hoy hago este homenaje, a quiénes sin saberlo, me dieron una fuente de trabajo, y unos amigos maravillosos y entrañables que hasta el día de hoy y por siempre los llevo en mi corazón...
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