Parque Cordillera, lugar emblemático de la provincia en su recorrido histórico, cómo olvidar las más de 40 versiones de Filan, los clasificatorios nacionales, las Fiestas Patrias y el festival del Guatón Loyola. La Junta de Adelanto y su icónico camino de San Vicente, subiendo losas de cuarzo para alcanzar las antenas repetidoras que hicieron comunicarse a Los andes con el mundo.
Un recuerdo para esos hombres y mujeres que destinaban tiempo, ideales y recursos al progreso andino. Esas reuniones constructivas con pensamientos transversales que terminaban dando frutos año a año. Como olvidar a Bernardo Vargas y su accidente en Panquehue, que lo convirtió en mártir junto a otros destacados andinos.
Fue Bernardo y Hernán Barrera los que recorriendo una Filan se adelantaron a los tiempos para visualizar un mini zoológico, uniendo al SAG y Medio Ambiente de la Municipalidad de Los Andes, pues ambas instituciones ya mostraban avifauna y se interesaban por el respeto y rescate de los animales silvestres y domésticos.
Con el pasar del tiempo se consolidó la muestra anual de animales en Filan, contando con la incondicional ayuda y colaboración de Mario Rivas, incomparable director del Zoo de Quilpué por muchos años. Incluso tigres, leones y jaguares nos visitaron.
Noviembre del 2011 y como profesionales de la Junta de Adelanto se postula a un proyecto de Eco Granja a nivel nacional, en la estatal cuprífera. La experiencia acumulada de años rindió frutos y no sólo se ganó el financiamiento, sino que se obtuvo el primer lugar de esa temporada, considerando todas las Divisiones de Chile.
Con esa responsabilidad a cuestas, en abril del 2012, se estaba inaugurando Eco Granja Parque Cordillera, construyendo ambientes, ornamentando, haciendo equipo, aspecto que ha sido fundamental. De lo contrario no se habría extendido por un periodo de nueve años. En ese sentido vaya un reconocimiento para los incondicionales Reinaldo Lobos, cariñosamente “Lobito “y don Luis Arangury, llegado de tierras norteñas, Trujillo, Perú, a mostrar su arte y paciencia en el proyecto.
Los primeros años se avanzaba sin límites, se adquirían animales, se recuperaban otros que eran traídos por la comunidad. Los colegios no se detenían en las visitas, instituciones realizaban su fiestas de fin de año, en Filan y Guatón Loyola eran una segura atracción. Los fines de semana circulaban los andinos y particularmente los padres separados con sus pequeños hijos, que se entretenían sin peligro.
Inolvidable el viaje al sur, a la localidad de Los Ángeles, en busca del plantel base de quetros y colloncas, gallinas mapuches que nos permitieron difundir y aprender de esta especie ancestral y baluarte. Ese fin de semana no dejamos de recordarlo, incluyendo la cara de don Luis al ver el plato desbordado de costillar de cerdo a las brasas en la Hostería Camila de Parral.
Historias y anécdotas innumerables, pero una muy particular fue cuando el alcalde Rivera, hace unos tres años, visita Eco Granja y se estaba concluyendo la excavación del tranque que la inunda actualmente, con incredulidad comenta “no era tan difícil hacer la Puntilla del Viento”
Todos sabemos que desde hace unos cuatro años el parque se encuentra clausurado y como corolario, hoy terminamos cerrando la tranquera, seria largo describir las razones. Sin embargo, y solo para meditar y cuando el mundo cambia sí o sí a costalazos, miramos los caminos del tiempo y encontramos lugares camperos hermosos pero caudillos que no estuvieron a la altura y en diferentes roles.
Importante en las últimas temporadas fueron las ferias itinerantes en Los Andes, primero en la Plaza de Armas y posteriormente en Parque Urbano, donde se pudo aquilatar el deseo ferviente de la comunidad por acercarse a los animales y con ello al campo, puesto que el mayor porcentaje de nuestros genes se originaron en él.
Millones de pasos quedan en el parque, decenas de miles de clavos y tornillos en los corrales, miradas interrogantes de aves y animales, proyectos caminando y otros por venir, instituciones colaboradoras y auspiciadoras en otras prioridades. Trabajadores y equipo incrédulo, don Juan Diablo y don Tomas miran una solución de última hora, pero el entusiasmo no ha sido suficiente y los milagros ya no existen…
Los animales se han marchado a otros campos, algunos patos aun chapotean en la laguna, la tranquera se ha cerrado y los álamos comienzan a filtrar sus lágrimas de otoño.
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