Sabado, 10 de Mayo de 2025  
 
 

 
 
 
Opinión

León XIV: Desafíos de un papado entre dos mundos

Por Felipe Vergara Maldonado, Analista internacional, Universidad Andrés Bello

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La elección de León XIV como el nuevo pontífice de la Iglesia Católica representa un punto de inflexión histórico para el Vaticano y el mundo; con su nombre secular Robert Francis Prevost, este religioso agustino nacido en Chicago y formado espiritualmente en América Latina, específicamente en Perú, encarna una figura inédita en la historia del papado: es el primer Papa con raíces estadounidenses y latinoamericanas. Esta doble pertenencia geográfica y cultural lo posiciona como un puente simbólico entre dos mundos, y anticipa un liderazgo marcado por la complejidad de los tiempos actuales.


Desde su primer discurso, León XIV dejó entrever su identidad compartida. Al dedicar algunas palabras en español, no solo reconoció su profunda conexión con América Latina, sino que también reafirmó un vínculo emocional y pastoral con Sudamérica, región donde vivió durante varios años y a la que claramente considera parte de su misión, la que además calza con una formación Agustina. Este gesto, cargado de simbolismo, contrasta con el hecho de ser también el primer papa originario de Estados Unidos, país con el que mantiene un lazo igualmente determinante, pero con desafíos propios.


En este sentido, la relación con su país natal no será sencilla; Estados Unidos atraviesa un momento de tensiones políticas y sociales internas, así como fricciones con diversos actores globales. El papel de León XIV como jefe de Estado del Vaticano y guía espiritual de millones lo pondrá en la posición de mediador, pero también de interlocutor incómodo ante figuras como el presidente Donald Trump, con quien no parece tener una afinidad ideológica, particularmente en temas migratorios. Pese a las declaraciones de entusiasmo inicial del mandatario por tener un Papa estadounidense, es previsible que surjan discrepancias cuando el pontífice adopte posturas críticas en temas de justicia social, migración o paz internacional.


En el plano global, los desafíos son múltiples. Prevost asume su pontificado en un contexto de crisis bélicas de alto impacto: la invasión a Ucrania por parte de Rusia, la violencia persistente entre Israel y Palestina, las tensiones entre India y Pakistán, y otros focos de conflicto que amenazan la estabilidad mundial. Al igual que su predecesor Francisco I, León XIV tendrá un rol central en promover la paz, mediante llamados a la diplomacia, la contención y el diálogo. La voz del Papa sigue siendo una referencia ética en el tablero internacional, y se espera que continúe utilizando su liderazgo moral para evitar escaladas violentas y generar puentes entre pueblos.

 

Pero su rol también será evaluado por lo que ocurra dentro de la Iglesia. La continuidad y profundización de las reformas iniciadas por Bergoglio es una expectativa transversal. La inclusión de la mujer en roles de mayor protagonismo en la Iglesia, el respeto por la diversidad, la modernización de las estructuras internas y la lucha frontal contra los abusos sexuales y la corrupción; todas estas son heridas abiertas que requieren una conducción decidida y transparente.


Por último, se espera que Prevost combine su rol pastoral con una mirada pragmática de gestión. El Papa no sólo debe guiar espiritualmente a más de mil millones de fieles, sino también velar por la sostenibilidad institucional del Vaticano: la autofinanciación, la transparencia administrativa y una mayor cercanía con las comunidades serán claves para revitalizar una Iglesia que, si bien ha recuperado algo de su vitalidad en los últimos años, aún se percibe distante para muchas personas.


León XIV hereda una Iglesia en transición, con desafíos internos y externos profundos, además de un contexto internacional tensionado. Su principal tarea será, sin duda, mantener el equilibrio entre su identidad latinoamericana y norteamericana, su rol de pastor y de estadista, y entre las reformas necesarias y las tradiciones que aún sostienen el andamiaje eclesial.


 
 
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