El Barrio Centenario es una de las estructuras urbanas más antiguas y características de la ciudad de Los Andes. Su nombre, Centenario, proviene del año de su creación (1910) cuando el país cumplía 100 años de vida independiente y Los Andes se hacía eco de las celebraciones con ese nombre. En esa fecha se pone a la venta el loteo de un fundo hacia el sur de la ciudad, decisión que tuvo una incidencia decisiva en la expansión urbana de Los Andes hacia esa dirección, como lo he apuntado en otro escrito.
El hecho de que el Barrio Centenario no sea un conjunto de viviendas construidas en serie, sino que se haya originado por un proceso de regularización y formalización a partir de la venta de terrenos loteados, condicionó su desarrollo histórico y arquitectónico. La idea de hacer una venta masiva de terrenos hacia el sur se vinculó con la demanda de vivienda para obreros y grupos medios, pero al mismo tiempo con la necesidad de la extensión racional y ordenada de la trama de la ciudad.
Como era de esperarse, la venta no fue homogénea ni sincronizada. Es decir, se vendieron terrenos de distintas dimensiones, unos más grandes, otros más pequeños, unos terrenos se vendieron en 1910, otros después, todo lo cual va dando una particular fisonomía a la imagen y estructura de Centenario. De hecho, en sus primeros veinte años (1910-1930), para la ordenación municipal, el Barrio era considerado rural, lo que nos indica su bajo nivel de densidad residencial, como la existencia de lotes vacíos, bordes difusos y la mantención de prácticas socioculturales de tono rural. Así, recién en 1930 el Consejo municipal agrega a Centenario a la jurisdicción urbana.
Respecto del emplazamiento sur del Barrio, se realiza por la posibilidad de venta ahí, como con la intención de integrarlo a la trama cuadricular fundacional, objetivo que no se cumple del todo. Sólo dos vías prolongan efectivamente el damero histórico hacia Centenario: Av. Maipú y Av. Santa Rosa, las que se conectan con Av. Chile y Av. República Argentina, respectivamente, siendo en todo caso, vías que llegan al centro urbano. Por otro lado, los límites viales de Centenario le permiten expedita comunicación con las otras calles y avenidas de la ciudad y con los sectores rurales y caseríos que en la época se emplazaban en el sur de la comuna de Los Andes.
Las Avenidas de Chacay y Arturo Prat son ejes viarios que le permiten articular esos diversos flujos locales, lo que va facilitando la consolidación de Centenario como espacio residencial.
Una de las constantes de la estructura urbana del Barrio es su fachada continua, la que ordena las líneas de construcción y al mismo tiempo vincula diferentes momentos arquitectónicos y constructivos que le dan una particularidad a su imagen, al juntar volúmenes, escalas y fachadas de diversos momentos y arquitecturas. Por ejemplo, hacia calle Brasil con Paraguay en la esquina surponiente está una casa de volumen y arquitectura colonial, con gruesos muros de adobe y teja a la vista.
En la Av. República Argentina (continuación sur de Av. Santa Rosa), en la acera oriente, después de calle Colombia, se observan algunas construcciones de inspiración neoclásica o historicista, con antetecho y decoraciones en madera. En otras calles, se observa una arquitectura art decó, con esas figuras geométricas de ornamentación en albañilería, de menor valía que las del centro urbano, pero que dan cuenta de cierto nivel socioeconómico y otros momentos constructivos.
También existe una serie de viviendas de diversa historia y construcción, marcando lo diverso del conjunto, y de su posición social de grupos medios y sectores populares, con una arquitectura autoproducida por los propietarios o creada por los maestros albañiles andinos.
Además, las dimensiones de las viviendas son diversas. Hay algunas de cortos metros de frente y un largo fondo, otras casas esquina con portalones de servicios en sus costados, otras como especies de cités que agrupan viviendas monoambientes o piezas subarrendadas, o subdivisiones de antiguas casas o particiones de terrenos que devienen en construcción de viviendas particulares de corta extensión y pareadas.
Por otra parte, su centro fue planificado tomando conceptos del urbanismo hispánico colonial, al dejar una plaza frente a la Iglesia. Sin embargo, su acceso restringido a dos calles (avenidas Chile y Uruguay) y la construcción de la Parroquia de Fátima, bloquean la relación de la plaza con las vías poniente –en dirección norte sur- y sur –dirección oriente poniente, lo que no le permite articular globalmente los flujos hacia el centro del Barrio.
Con todo, la plaza de Centenario es un centro visible y con alta identidad local, aunque poco relevado. La plaza del Barrio no ha tenido la fuerza suficiente para convertirse en un subcentro de la ciudad, lo que diversificaría la asfixiante unicentralidad de la estructura urbana local. Para ello, quizás el emplazamiento de algún servicio público importante se podría convertir en dinamizador de dicho centro.
Esa heterogénea historia urbana de Centenario deja huellas visibles en su estructura y arquitectura, que hace del barrio un conjunto ejemplar del desarrollo de la ciudad.
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