LOS ANDES.- A presidio perpetuo simple, es decir 20 años de cárcel sin poder optar a beneficios, fueron finalmente condenados Nicole Leiva Solís y Robinson Zamora González por el homicidio calificado de la pequeña Katalina Cerda Alcorce (3), hecho ocurrido el 24 de Junio de 2009.
Además la pareja fue condenada a 300 días de presidio menor en su grado mínimo una multa de seis unidades tributarias a cada uno por el delito de inhumación ilegal.
La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Penal de Los Andes integrada por las magistradas Alessandra Tubino Tassara, Carolina Escandon Cox y Paola Hidalgo Benavente.
Al término de la audiencia de comunicación de sentencia, el padre de Katalina, Rafael Cerda Albarrán (Ver foto ampliada), se mostró conforme con el fallo, “ya que se hizo justicia, porque estuvo mal lo que hicieron con ella, puesto que la busqué por cielo, mar y tierra y luché por encontrarla viva, pero ellos la habían matado”.
En tanto, la abogada defensora de Nicole Leiva, Marcela Tapia Silva (Ver foto ampliada), sostuvo que el juicio aun no ha terminado, “pero vamos a analizar el fundamento de este fallo y ver a que causal de nulidad podemos recurrir”.
La defensora no descartó la presentación de los recursos pertinentes ante los tribunales de alzada, “puesto que es necesario que sea conocido por los tribunal superiores de justicia, ya que durante el desarrollo del juicio oral no hubo ni una sola prueba que de forma contundente, directa y suficiente estableciera que mi representada le dio muerte a la menor a través de golpes”.
A su vez, el fiscal Ricardo Reinoso (Ver foto ampliada) consideró que es una pena justa para el atroz crimen que perpetraron ambos condenados, “ lo que implica que deberán pasar veinte años en la cárcel para recién optar a beneficios”.
Reinoso dijo que no apelarán a la condena por cuanto es lo que habían solicitado, “por lo que creemos que es un fallo justo para este horrendo homicidio, ya que el tribunal llegó a la convicción plena de la autoría del crimen”.
Brutal Crimen.
De acuerdo con los antecedentes reunidos durante la investigación por el fiscal jefe de Los Andes, Ricardo Reinoso, en abril de 2009 la madre de la víctima llegó a vivir a los Andes y dejó a la pequeña Katalina al cuidado de Robinson Zamora González y Nicole Tamara Leiva Solís.
Robinson Zamora era administrador de un night club andino y la madre de Katalina había trabajado un par de meses antes en su local, razón por la cual le confió a él y a su cónyuge -a cambio de una suma de dinero- el cuidado de su hija pues ella no podía hacerlo por razones laborales.
La infante estuvo en manos de Zamora y Leiva entre abril y junio, hasta que el 24 de ese mes, alrededor de las 22 horas, luego de llegar de su trabajo, la madre de Katalina se percató de moretones que esta presentaba en la parte anterior de sus muslos, glúteos y vagina.
Frente a esta situación, la mujer encaró al matrimonio y ambos le reconocieron que las lesiones fueron provocadas por Tamara Leiva con una correa y con pellizcos en la vagina y glúteos porque se había orinado en la cama.
Al día siguiente y advertidos de que la madre de Katalina efectuaría una denuncia por maltrato, Leiva agredió nuevamente a la niña que seguía bajo su cuidado, pero esta vez fue con golpes de puños en la cabeza, los cuales le produjeron a la víctima un traumatismo encéfalo craneano que le costó la vida a las pocas horas.
Los acusados, con el objeto de intentar ocultar el homicidio, le aseguraron a la madre que la menor se les había perdido cuando la llevaban de paseo a Santiago e incluso presentaron una denuncia por presunta desgracia en la PDI, pero lo que realmente habían hecho -según los antecedentes que arrojó la investigación- fue que envolvieron el cadáver de la menor en una frazada y se lo llevaron hasta un sector eriazo del callejón Las Juntas, donde le vertieron bencina y le prendieron fuego.
En más de una ocasión volvieron a incendiar el cuerpo para reducir sus restos al máximo, y lo que quedó lo echaron en bolsas de basura y los enterraron para asegurarse de que ningún perro dejara al descubierto el crimen.
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