En una columna anterior abordamos el tema de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) desde la perspectiva social, dada la enorme cantidad de funcionarios de los antiguos DAEM que quedarán sin su fuente laboral. Sin embargo, no es esta la única arista negativa de estos nuevos organismos que reemplazarán a las municipalidades en la administración de la educación pública y me quiero referir a una publicación aparecida el pasado 07 de mayo en El Libero en la cual se señala que los SLEP "representan un retroceso en la descentralización del país en materia de educación primaria pública, prebásica, básica, Cientifico Humanista y Técnico Profesional", aseveración que se basa en un Reporte de Economía y Desarrollo del Banco del Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). Para entender la magnitud de la situación debemos necesariamente recordar los problemas derivados de la falta de descentralización, en cuanto a retrasos en la generación y ejecución de proyectos, además de la falta de desarrollo de los servicios públicos, los cuales se ven indefectiblemente afectados en la calidad de sus prestaciones, con el consiguiente efecto negativo ante la menor capacidad de respuesta frente a las necesidades de la población. Asimismo, la falta de descentralización fomenta la inequidad entre las regiones y provincias, las cuales se ven en una posición desventajosa frente a decisiones en cuanto a recursos y la utilización de los mismos que se toman en el nivel central. Precisamente, el Reporte de Economía y Desarrollo del Banco del Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), revela profundas desigualdades entre territorios, identificando como necesaria una política de desarrollo territorial más ambiciosa y coordinada. Entonces, nace la interrogante ¿la puesta en marcha de los nuevos SLEP poco más menos que a la rápida y sin medir consecuencias en el plano social, podría catalogarse en el ámbito de la educación como una política de desarrollo territorial ambiciosa y coordinada? Desde mi perspectiva como profesional ligado a la educación desde hace 50 años es que no, todo lo contrario, estos nuevos organismos van a profundizar los graves problemas que ya afectan a la educación pública de nuestro país. Y esta no es únicamente una opinión personal, toda vez que el CAF es tajante en señalar que esta reforma es un retroceso en materia de descentralización de la educación, sustituyendo a los municipios por los SLEP que operan en una escala geográfica mayor, constituyéndose en un ejemplo de entidad gubernamental desconcentrada y no descentrada. En términos simples: la desconcentración es la delegación de funciones y competencias de un órgano central a órganos inferiores y en este caso -como señala el artículo de El Líbero- los nuevos SLEP tienen cierta autonomía, pero dependen administrativamente del Ministerio de Educación. Sin duda, podemos afirmar que los nuevos SLEP son otra piedra en el camino para la descentralización del país en materia de educación.
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