Lunes, 18 de Agosto de 2025  
 
 

 
 
 
Opinión

Serendipia en nuestras vidas y en la educación

Por Dra. María Victoria Peralta Académica UCentral, Premio Nacional de Educación y Presidenta Integra

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El New York Times, hace unos días, en un artículo de Laber-Warren, ha puesto en la reflexión sobre nuestras formas de vida un tema poco frecuente en cuanto a cómo hacerla mejor para una sociedad más sana; la sugerencia es incorporar la serendipia en la organización de nuestros tiempos.

Este concepto qué es un neologismo del inglés, significa un hallazgo o descubrimiento fortuito, imprevisto que se debe al azar y no a lo originalmente planificado pero que en sí mismo resulta valioso, a veces más que lo que realmente uno se proponía, ha ido lentamente incorporándose en la cultura occidental. Sus orígenes en cuanto a su sentido se encuentran en un cuento de la cultura persa, recogiendo la historia que los príncipes de Serendip (de Sri Lanka) acudían a la casualidad y al azar para buscar la solución de sus más variados problemas.

¿Por qué este concepto cada día está haciendo más incorporado en la psicología, en terapias, en sugerencias para un mejor vivir y en otras prácticas que tratan de mejorar nuestras vidas, y que hoy día tímidamente se asoma también en la temática de una educación más humanista?

Responde básicamente a una acción necesaria y factible de realizar, para darle más soltura, variedad y sentido a nuestras vidas, que no demanda costos, sino una voluntad de dejarse llevar en algunos momentos y grados por lo inesperado, lo sorpresivo que rompa la aniquiladora rutina.

No somos robots programados hasta el último detalle, ni tampoco lo deben ser nuestras vidas, lo cual también es válido para la educación llena de precisiones que no generan asombro ni libertad al educador o a los niños, niñas y jóvenes aprendientes. A partir de grandes objetivos realmente relevantes, la educación debe moverse con creatividad y soltura, permitiendo el goce de descubrir y de aprender y a los educadores de recobrar la pasión por enseñar. Eso es lo que quedará, en definitiva, y ese es el aprendizaje trascendente que deberíamos favorecer en nuestros hogares e instituciones educativas desde la educación parvularia a la universidad.

El ser humano es un maravilloso misterio dentro de un gran marco referencial de valores y principios de vida, y el día que perdamos del todo ello, será el momento en que dejaremos de ser propiamente humanos. Démosle espacio a la serendipia en nuestras vidas con conciencia de las oportunidades y de esa magia que entrega; así viviremos mejor y posiblemente mas felices.


 
 
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